"¿En qué momento áspero de mi batalla sin tregua contra las aristas tiranas y oscuras de mi vida, golpeaste la hermética puerta de mi casa, ensanchaste los visillos de las ventanas para mirarme ...ostentar esta soledad claustrofóbica y orgullosa al mismo tiempo, garabatear realidades de extramuros,encorvado siempre sobre libros redentores y hacedores de puentes, ebrio como estaba de blanco silencio sin mácula?
Dos, tres pasos diste, y tu presencia ya no estaba hecha solo de mirada:agrietaste las baldosas una a una,(pie derecho y pie izquierdo cada vez más cercanos a mí) trayendo una copa temblorosa en la manopara verter agua impávida y sagradaen esta boca antes desdeñosa y hoy sedienta,y llenaste de venas los rincones agrestes de mi casa,y lograste que volviera a bañarme en el mismo río inmemorial que tantas veces arrojó mis despojos sobre la arena del tiempo,a la vera donde ya no está de huelga de hambre el corazón."
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